Desde la
época clásica romana el canon de belleza ha estado siempre presente. La belleza
perfecta, la perfección, ha sido buscada desde siempre y las creencias y
costumbres de las personas, las culturas o las religiones han hecho que los
estereotipos estén ahí.
Por ejemplo,
antiguamente se veía más sensual y más atractivo a una mujer de anchas caderas,
grandes pechos y larga melena. Contra más obesa estuviese la mujer, más
atractiva y más fértil sería.
En cambio,
en la actualidad, se ven cada vez más a mujeres delgadísimas, casi próximas a
la anorexia.
En el mundo
del comercio encontramos diversas imágenes “prototipo” para cada situación. Por
ejemplo: cuando anuncian una pasta de dientes o patrocinan un dentista, siempre
aparece un chico o una chica con unos dientes blancos, impecables,
perfectamente alineados.
Cuando
quieren anunciar un producto para reducir la grasa corporal, aparecen personas
delgadas, haciendo creer al consumidor que de ésta manera conseguirá tener el
cuerpo de la persona del anuncio.
Cuando una
marca de ropa interior, femenina o masculina, quiere anunciar su producto,
eligen a una chica de las más conocidas y famosas tallas 90, 60, 90, haciendo
así que la chica esté delgada, de grandes pechos y cuerpo divino.
Si por el
contrario el cuerpo es el de un hombre, mostrará un cuerpo trabajado en el
gimnasio, pero nunca elegirán a una persona que esté “gordita”.
Éstas son
algunas imágenes “prototipo” como ejemplo.
En
esta imagen observamos como “obligadamente” la ropa interior tiene que estar
“sometida” a un cuerpo perfecto.
En la
siguiente foto vemos una familia con una impecable sonrisa, blanquecina y
perfecta. Todo un icono y un estereotipo de “la sonrisa perfecta”.
Irene Ruiz Gutiérrez 1ºB